La Sevilla tradicional tiene los días contados. No se respeta lo que los románticos llamamos “…aquellos cánones de la Híspalis contemporánea”.
El gobierno de Monteseirín pretende acabar con todo el paisaje más bonito de la ciudad con sus proyectos chapuceros y vanguardistas. Ahora, para quien no lo sepa, la vanguardia es llenar la Alameda de la Niña de los Peines con monolitos amarillos. Y dejar el pavimento urbano ondulado hacia abajo, y montar exposiciones de no sé qué artista con un arte que nadie conoce en mitad de la calle. Y poner setas gigantes que harían resucitar al mismísimo Ery San Fernando para echarlas abajo. Y colocar una arquitectura cursi y estúpida en una ciudad con unos rasgos propios y que nunca se podrán cambiar. Y quitar las farolas fernandinas, los naranjos y jacarandas de la Avenida para poner un inútil trenecito que ha costado mucho dinero a los sevillanos. Y hacer de la Plaza del Pan y de La Alfalfa algún rincón perdido de la nueva Bélgica con farolas - duchas y asientos de madera doblados como los que han puesto en la Puerta Jerez… Y tantas otras cosas que este gobierno, socialista tenía que ser, está haciendo con una Sevilla tradicional para convertirla en una urbe de progreso y futuro rompiendo las características de siempre.
Me da pena, la verdad.
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